Lo que la mente puede concebir y creer, y el corazĂłn desear, puedes conseguirlo.
Norman Vincent Peale.
Comienza un año nuevo. Acabamos de estrenar el 2016 y es un buen momento para hacer balance de lo vivido durante el año que acaba de terminar, y de lo que nos gustarĂa que ocurriera en este nuevo año.
Aunque suena tópico, es una buena idea hacernos una lista con deseos y propósitos de Año Nuevo. Establecer un propósito claro es el punto de partida hacia el éxito. Es un buen ejercicio que nos ayuda a fijarnos metas y objetivos. Revisarlo las próximas navidades será una bonita manera de ver nuestra evolución personal.
Cuando pongamos la mirada en el año que se ha acabado, es bueno ver lo que hemos conseguido, pero tambiĂ©n aquello que no saliĂł bien. Valorar los errores como nuevas oportunidades de mejora nos ayudará a avanzar. TambiĂ©n es interesante pararse a pensar si hemos sentido emociones nuevas, si durante este año hemos vivido experiencias que merecen ser repetidas. Podemos preguntarnos donde hemos puesto más energĂa en el año que se ha ido y si hay algo que realmente necesita un poco más de tiempo.
En vuestra lista de sueños y deseos, no seáis prudentes, sed ambiciosos. La realidad ya nos ayudará a ir ajustándolos. Marcarnos objetivos es el primer paso para alcanzar nuestras aspiraciones.
En esta lista, seguro que un deseo que todos los padres compartimos es ver a nuestros hijos felices. Por eso nos atrevemos a pediros que incluyáis un deseo en vuestra lista. Queremos que añadáis uno muy especial para nosotros: EDUCAR CON EL CORAZĂ“N. Nuestro objetivo de Nuevo Año es continuar enseñando a pensar con la razĂłn y el corazĂłn. No es solo un deseo. Es nuestro principal propĂłsito y por eso cada dĂa pondremos el alma para conseguirlo.
Si queréis que este deseo también sea vuestro propósito, podéis “copiar” algunos de los trucos que os facilitarán educar con el corazón:
- Ayudar a los niños a creer en sus sueños.
Tener seguridad y confianza es el primer paso para que puedan conseguir sus metas. Nada es imposible si el corazón está dispuesto. Sentirse apoyados les ayudará a enfrentarse con seguridad a cualquier reto.
- Predicar con el ejemplo.
Los padres somos el espejo en el que se miran, en el que aprenden a desenvolverse en el mundo y a construir su identidad. Cuando te equivoques, reconoce tus errores y permĂteles que se equivoquen y aprendan de ello.
- Enseñarles a decidir.
Ofreced alternativas para que puedan escoger. Respeta sus elecciones y ayĂşdales a ser consecuente con ellas.
- Valorar su individualidad.
Cada niño es único, irrepetible. Dile por qué es especial. Es importante que todos los niños se sientan queridos y aceptados y sepan que merecen lo mejor.
- Poner lĂmites y amor en la misma medida.
El mundo no siempre es como ellos quieren que sea. Poniendo lĂmites creamos un entorno seguro en el que pueden desarrollarse de forma autĂłnoma sin dañarse ni dañar a los demás.
- Educar con afecto, potencia sus habilidades y acompáñales en lo que pueden llegar a ser.
Enseñando con el corazón, se favorece que los niños aprendan a gestionar sus emociones, a conocerse mejor, a desenvolverse con seguridad en sus relaciones con los demás, a atreverse a buscar nuevas soluciones a cada reto, a no tener miedo a equivocarse… En definitiva a ser más felices.
En Piensapiensa iniciamos este Nuevo Año con la confianza de que este sueño lo vamos a alcanzar. ¿Y vosotros… es este también vuestro sueño?
¡Ojalá que en este 2016 todos vuestros sueños se hagan realidad!